Quema, quema, quema...
mi cuerpo en una mañana lagañosa
los restos del rencor acumulado
en años y recuerdos no pasados.
Pasa la calle del milagro
avanza al callejón del beso
y deja la piel colgando
del balcón del no recuerdo.
Únete a mí en la plaza de mañana
mientras tus plumas vuelven
negras como la noche
aquella en que dormiste junto mío.
Vuelve tus labios a mis besos
tus ardores a mis piernas
tu frio a mi recinto de suelo
donde hiela cada invierno.
Marchate como siempre
pero vuelve como nunca
con el pelo oliendo a hierbas
y el cuerpo, de sal terso.
Sin prisa esta vez
con planes autoritarios
y sin tiempo que contar
por una temporada al menos.
Duna, luna lejana
avellana tostada en mi horizonte
leche y almendra, mi penar
despedida estoy... sin acabar...
martes, 8 de diciembre de 2009
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1 comentario:
ah es muy romantico justo en la cantidad que debe ser...
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