martes, 13 de abril de 2010

Desesperanza

Me desespera no sentir
mi piel dorarse
por el fuego azulino
de tu piel al amanecer
Me encariño con la tinta
Aspiro de la cama
el rastro de tu piel
y mi eco sangra de dolor
ahora que no estás
Prometiste volver pronto
con un dejo de ternura
en tus ojos castaños
y aquí espero como prometeo en la roca
dichozo porque existe
esa antorcha que ilumina
el camino de los perdidos
y aunque el tiempo maldito
me devora las entrañas
Cada que recuerdo
el vagar de los minutos
vuelvo a drenar
una nota de alegría
de mis venas
que llaman a tí.

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