miércoles, 20 de enero de 2010

Del diario I.

Hoy sentí por primera vez
los picos de hierro
hundiendo mis labios
y la sed abrasadora
contrayendo mi intestino
Y salté a la calle corriendo
muriendo por encontrarte
como en aquellas noches
que vagaba sin rumbo
tratando de identificar tu olor
entre las aves del parque
y los rayos de la luna llena
Me arrastre por los balcones
olisqueando a los mozos
que mojaban las sabanas
soñando con delicadas lineas de piernas
E intenté entre mis delirios invocarte
pues fue fuerte el dolor
que no sé ya, ni quién fuí
pero recuerdo tu olor
con la obsesión más inmensa del mundo
y el hambre mental
que me mantuvo buscando
entre el azul de sus venas
picoteando ansioso de ti
muriendo siempre de sed
y  me hizo volver aquí
al despuntar el primer brillo de la mañana.

 


 

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